martes, 29 de septiembre de 2020

Esas bocas marinas y otros poemas

 

Héctor Alvarez Castillo 


Este libro de poesías de Alvarez Castillo –el quinto en su producción poética– reúne el conjunto de poemas Ámbar, 1991–2012 y el extenso poema que da nombre al volumen. La costumbre de Alvarez Castillo de denominar las colecciones de poemas breves con la mención de los años de producción, que abarcan los poemas que la integran, y el nombre de una piedra preciosa o semi-preciosa, viene desde su primer libro en 1985: Amatista, 1981–1985, y no ha sido modificada. Desde el libro premiado por la Fundación Victoria Ocampo en 2011, La palabra es deseo, y otros poemas, este hábito se modificó, por ahora, en que la colección de poemas breves sea suma poética de un poemario mayor que nombra al corpus.



Esas bocas marinas y otros poemas mereció el prólogo del escritor e investigador Fernando González Oubiña, quien entre otros conceptos nos dice:

Parece referirse a Álvarez Castillo, permítanme la di­gresión, un autor que es puro futuro, que es pulsión sin filtros, que se ha forjado a sí mismo en múltiples sentidos, que tolera el elogio pero no descansa en él. La intuición lo ha llevado por caminos borgeanos, y debo afirmar que los ha transitado como pocos han sido capaces de hacerlo; en esto Álvarez Castillo, en contrario al postulado emer­soniano, purifica de sentido la influencia, porque es visce­ralmente incapaz de emular, entonces resignifica con un finísimo don concedido, él es un crisol de todo lo apre­hendido y lo vomita eficientemente. Nada de lo banal le es familiar, en su anhelo de sentidos diversos halla claves personales y no se detiene hasta plasmar la línea justa, el ritmo más adecuado, no la perfección porque descree de su existencia.

Hay en estos poemas una velada búsqueda de la com­plicidad del lector. El acechar tus emociones no es más que una estrategia, pero el planteo se hace desde una es­tatura clásica, que es el concepto que mejor define el dis­currir por los rodillos entintados de la obra de este poeta, un aire clásico que ostenta sin vanagloria, herencia de una carrera y un ejercicio que se intuyen desde la primera pá­gina de cualquiera de sus obras.”





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