Héctor Alvarez Castillo
Este libro de poesías de Alvarez Castillo –el quinto en su producción poética– reúne el conjunto de poemas Ámbar, 1991–2012 y el extenso poema que da nombre al volumen. La costumbre de Alvarez Castillo de denominar las colecciones de poemas breves con la mención de los años de producción, que abarcan los poemas que la integran, y el nombre de una piedra preciosa o semi-preciosa, viene desde su primer libro en 1985: Amatista, 1981–1985, y no ha sido modificada. Desde el libro premiado por la Fundación Victoria Ocampo en 2011, La palabra es deseo, y otros poemas, este hábito se modificó, por ahora, en que la colección de poemas breves sea suma poética de un poemario mayor que nombra al corpus.
Esas bocas marinas y otros poemas mereció el prólogo del escritor e investigador Fernando González Oubiña, quien entre otros conceptos nos dice:
“Parece referirse a Álvarez Castillo,
permítanme la digresión, un autor que es puro futuro, que es pulsión sin
filtros, que se ha forjado a sí mismo en múltiples sentidos, que tolera el
elogio pero no descansa en él. La intuición lo ha llevado por caminos
borgeanos, y debo afirmar que los ha transitado como pocos han sido capaces de
hacerlo; en esto Álvarez Castillo, en contrario al postulado emersoniano,
purifica de sentido la influencia, porque es visceralmente incapaz de emular,
entonces resignifica con un finísimo don concedido, él es un crisol de todo lo
aprehendido y lo vomita eficientemente. Nada de lo banal le es familiar, en su
anhelo de sentidos diversos halla claves personales y no se detiene hasta
plasmar la línea justa, el ritmo más adecuado, no la perfección porque descree
de su existencia.”
“Hay en estos poemas
una velada búsqueda de la complicidad del lector. El acechar tus emociones no
es más que una estrategia, pero el planteo se hace desde una estatura clásica,
que es el concepto que mejor define el discurrir por los rodillos entintados
de la obra de este poeta, un aire clásico que ostenta sin vanagloria, herencia
de una carrera y un ejercicio que se intuyen desde la primera página de
cualquiera de sus obras.”
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