Elizabeth Becerril Díaz
Segunda obra de los investigadores David Alejandro Solana y Elizabeth Becerril Díaz para la Colección Lector in fabula de
nuestro sello editor. Un libro que presenta, en más de cien páginas, con
diversos ejemplos desde lo gráfico y textual, de lo que los autores denominan
MRV (Matriz de Relación Vincular).
Introducción
“El
hombre no comenzó por razonar, sino por sentir”
Jean-Jacques
Rousseau
En el amanecer
de la especie, el ser humano dedicó todo su empeño a construir armas para poder
sobrevivir a sus depredadores; desarrollando herramientas que lo llevaron a
imponerse como la especie suprema al resto. Así fue creando objetos que
lograron manejar los recursos naturales, perfeccionando, sincronizando elementos
y corrigiéndolos, mejorando estrategias, orquestando, diagramando sistemas y
técnicas. La razón tomo espesor en la inercia desde aquel terror primigenio de
indefensión; entre el silencio y los sonidos de una
naturaleza nocturna y amenazante, tras un proceso emancipatorio, ha de llegar
al actual e irrefrenable dominio sobre el mundo real y virtual. Pues, tal
tendencia se extiende hasta hacer de su semejante una posesión más en ambos
planos. El mundo interno, es decir, los sentimientos, la intuición, la madurez,
la empatía, la tristeza, la sexualidad y todo aquello intangible que nos
determina como seres humanos, paulatinamente, ha ido perdiendo cada vez más
espacio. Desestimando ese universo, relegando su estudio, su investigación y su
exploración nos encuentra en la actualidad ante una patógena asimetría
relacional entre la razón, el conocimiento y la espiritualidad, lo emocional.
En tanto seres
humanos formamos parte de una sociedad que padece hoy un fuerte vacío de
sentido socioemocional; el cual, es visible en los diversos ámbitos sociales,
filiales, laborales, y demás espacios; tanto en lo individual, como en términos
grupales.
Una isócrona
falta de respeto a sí mismo y hacia el otro, sinónimo de sacrilegio intra e
interpersonal, se retroalimenta en múltiples y diversas modalidades
entrelazadas en espiralado progreso pernicioso; avanza, cual metástasis,
tiñendo el tejido social; así pues, derrama su correlato impregnando el
transversal educativo. Tal vacío de sentido socioemocional produce simetrías-asimetrías
anómalas en la totalidad de la cadena vital. En esta viciada circularidad
regresiva, el ciclo alcanza el actual estado de las cosas; al que, la presente
Educación, se allana brindando entidad y consecución generacional a una
instituida sobre dimensión valorativa del conocimiento; de la instrucción,
en contrapunto, al desigual desarrollo y al deficiente tratamiento de la
sensibilidad, la imaginación, la intuición, las emociones.
Pensemos un
sensible ejemplo, consideremos el hiperdesarrollo tecnológico en el campo de la
genética; hoy nos abre un panorama reproductivo y terapéutico inconmensurables;
pero, contradictoriamente, por un lado, cuesta tanto vivir la sexualidad de
manera saludable, sana, con madurez, con respeto por la libertad; y, por otro
lado, resulta problemático compaginar la más ejemplar, vital, romántica,
estructural y estructurante paradoja humana: necesitar dos para crear uno;
con el actual e incipiente artificioso poder de “fabricar” un ser humano
por pedido, a la medida de uno.
Por una parte,
nos habla del laberíntico momento que atraviesan las relaciones vinculares; por
otra parte, es un ejemplo que nos aleja de concebir un desarrollo de la especie
humana en términos de evolución; más bien, resuena con otros ejemplos
similares, disponiéndonos a pensar en una latente maniobra manipuladora;
consolidando la imperante matriz conceptual de dominio a través del desarrollo
tecnológico y científico.
Así pues, nos
hallamos transitando por un cambio de paradigma. Resultando cada vez más
contrastantes las diferencias y elocuentes las repercusiones, tanto
individuales como sociales, intergeneracionales de los últimos 50 años. En ese
sentido, la articulación de los saberes socialmente productivos preindustriales
e industriales, que coexisten en los países emergentes con los saberes propios
de la sociedad digitalizada, obliga a tomar en cuenta a los sectores sociales
que el neoliberalismo salvaje ha condenado a la exclusión. Ningún sujeto adulto
puede hallarse ajeno al respecto; tomando entidad de deber en el rol docente y
en la función educativa. Sostenemos que el correlato transversal del entramado
educativo, refracta y réplica binariedades deficientes e improductivas de
diversa índole; implicando un proceso sistémico de deterioro.
Urge así una
profunda y reparadora autocrítica de las políticas educativas, que le permita
estar a la altura de las expectativas de un mundo global, interconectado,
pluricultural, diverso y mutable como el actual. Ante dicho cuadro de situación
consideramos fundamental recomponer vínculos; intra e interpersonales. Creemos
pertinente su abordaje mediante un lenguaje simple, adaptable e inclusivo. En
tal sentido, la música, tan universal; ontológica y filogenéticamente humana,
resulta un lenguaje al alcance de todos. El sonido en tanto soporte matérico y
la música como lenguaje significante resultan clave en el proceso de
estructuración y desarrollo de todo ser humano.
A tal efecto,
creamos una herramienta llamada Matriz de Relación Vincular
(MRV Solana & Becerril) que garantiza el proceso espiralado y dialéctico
del modelo MRV. Por un lado, valiéndonos del potencial propio de esa música que
nos representa, de esos cambios neurofisiológicos que nos generan esas
canciones que hablan de nuestro ser en ella, logramos traducir dicha empatía,
del orden de lo inefable, en una conexión comprometida entre educando-educador,
configurando el entramado formativo-pedagógico. Generando un cambio de
paradigma a través de escenarios inclusivos, contenedores y estimulantes, donde
el aprendizaje compartido emerge hacia una instancia co-constructiva del objeto
de conocimiento, promoviendo abordajes interdisciplinarios acordes a la
complejidad del mundo actual. Por otro lado, permite direccionar la virtuosa
maleabilidad del espectro sonoro musical y, a partir de dichas canciones,
construir significantes analogías con las diferentes asignaturas.
Toda canción
contiene en sí matemáticas, física, química y lenguaje (por su naturaleza y
forma de transmisión, son ondas en patrones definidos por medio de un lenguaje
inclusivo, desencadenando sustancias que promueven cambios neurofisiológicos),
lo cual nos asegura un virtuoso abordaje de las disciplinas referidas; pero
también nos permite erigir analogías con la totalidad del abanico curricular.
En tal sentido,
la MRV nos faculta utilizar el espectro sonoro-musical, usufructuando sus
facetas de arte, ciencia y comunicación, permitiéndonos articular sus
cualidades de manera sistematizada y sustentable. Al aplicar ejes cartesianos
auspiciamos el secreto “matrimonio” entre música y matemáticas. Homologando los
ejes abscisa-ordenada como ejes sintagmático-paradigmático, respectivamente,
logramos desplegar en términos semióticos el potencial connotativo, evocativo y
denotativo del espectro sonoro-musical.
Conformando una
concertada y dialéctica unión: melodía (abscisa x), armonía (ordenada y)
y ritmo (cota z).
A través de este
último, en tanto organizador y ordenador de tiempo-espacio, nos adentrarnos en
términos físicos al concepto de cuarta dimensión. Por su concepción referencial
y ordenadora, dicha matriz, resulta eje de lectura del acontecer cotidiano
convalidando analogías como significantes vías de acceso formativo-pedagógico.
Por su versatilidad, dicha matriz, permite co-construir analogías en gradual
complejidad ascendente. Posibilita la sistematización del proceso brindando
orden y organización progresiva de sucesión a simultaneidad, de lo propio a lo
común, de lo simple a lo complejo; reafirmando la transversalidad del modelo en
la adaptabilidad de abordaje curricular y etario escolar.
El modelo
ostenta un carácter inclusivo, conteniendo diferencias y enriqueciendo
similitudes; favoreciendo el superador encuentro de similitudes en diferencias
y viceversa. Componiendo vínculos virtuosos que promuevan empatizar y anudar
deseos, intereses y demandas, logrando acceder a un empoderamiento del
conocimiento, solidario al proceso de estructuración y desarrollo. Motivamos la
implicancia que conlleva componer, individual y grupalmente, una
representación de sentido de la realidad más sana y satisfactoria. A partir de
que los saberes previos se resignifiquen, el desarrollo resulte enriquecedor y
la perspectiva estimulante.
En
tal sentido, proponemos una reformulación de carácter formativo-pedagógica; es
decir, que cada quien, cada sujeto, logre concebir para sí, lo que imagina para
sí.
Los autores también han editado en la Colección Lector in fabula la obra El sonido como soporte y la música como lenguaje. Co-construyamos espacios inclusivos.
La editorial agradece el generoso aporte del artista plástico Christian Vogrich, que nos permitió en ambos casos ilustrar estas dos importantes obras con pinturas de su autoría.
Los autores también han editado en la Colección Lector in fabula la obra El sonido como soporte y la música como lenguaje. Co-construyamos espacios inclusivos.
La editorial agradece el generoso aporte del artista plástico Christian Vogrich, que nos permitió en ambos casos ilustrar estas dos importantes obras con pinturas de su autoría.