En
el mes de junio de un año distinto, debido al Covid-19, la Colección Letras del
Maíz sigue ofreciendo buena literatura argentina contemporánea, en este caso,
un libro que reúne seis relatos del escritor Pedro Lorenti que tienen a un
protagonista central: Giácomo Dell´ Isolabella.
Un
poema, como proemio que invita a la lectura, inicia la obra:
VIAJERO
Y ALQUIMISTA
Viajero
que te adentras en tinieblas
Que
cubren a los astros y a la luna
Tu
paso hiende las húmedas brumas
Sin
miedo a lo que tras su velo acecha
Obra
que la materia creada eleva
Secretos
que a tu mente no se ocultan
Cuervo,
Unicornio, Siembra, Rosas puras
Don
de la Boda Regia, ansiada Piedra
Misterio
que encuentras en ambas sendas
Peligro
frente al cual tu espada empuñas
Amores
que altos son en el camino
Lejano
el horizonte con que sueñas
Hacia
el que toda ruta sólo es una
Buscar
el Absoluto, tu destino
Prólogo
Partir. Todo viajero dio una vez un primer
paso que lo alejó de su mundo conocido. Así, J.R.R. Tolkien pone en boca de
Bilbo la idea del peligro que supone cruzar la puerta de casa, puesto que no
sabemos hasta dónde nuestros pasos nos pueden llevar.
Pero no siempre el miedo a lo que hay
fuera logró contener el impulso de salir, ver, conocer, aprender…
Desiertos, mares, guerras, barreras
idiomáticas, no fueron obstáculo para ciertos espíritus aventureros, los
errantes, aquellos que no se consideran de un sólo lugar, sino del ancho mundo.
¿Cuántas veces habrá llegado un foráneo a
algún reino de una isla en el Mar Egeo, para partir al tiempo tras haber
compartido con su anfitrión fuegos, banquetes y canciones?
¿Cuántas otras veces se habrá recibido a algún extranjero en un puesto perdido en la vasta ruta comercial asiria, trayendo noticias de reinos inimaginables, de monstruos marinos tan grandes como los barcos de los fenicios o de gente de piel oscura, tan oscura como la pez?
Alguna tarde de verano con olor a tomillo
en una fortaleza de Medina del Campo, una reina aguzaba el oído ante los
asombrosos relatos del viajero protegido de Alá que conocía secretos del cielo
y del mar…
Errantes, viajeros, trotamundos,
caminantes... Servirían a reinas, reyes, emperadores o emperatrices. Pelearían
en batallas sin por ello tener un amo, ejercerían de consejeros, recargarían
arcabuces o asesinarían a sueldo. Peregrinarían a lugares santos o se volcarían
en saberes ocultos, siempre respondiendo ante sí mismos y actuando según su
propio código ético.
El valor de adentrarse tanto en una
batalla como en el tenebroso camino de la alquimia. La curiosidad, la
convicción de que la realidad no es sólo aquello que se ve y valer por lo que
se es, ya que nada se posee.
Esta necesidad de saber, ver, conocer,
siempre existió. Claro está que, si una naturaleza aventurera se forja en la
extraordinaria Florencia del siglo XVI —la de los Medici—encontrará aquello que
busca; sólo tendrá que extender su mano y servirse a gusto lo que la mesa del
banquete florentino ofrece. Arte, ciencia, el refinamiento de la corte de
Lorenzo el Magnífico, la política y la diplomacia… Un banquete que también
ofrece frutos exóticos: paños, especias, sal y piedras preciosas entre muchos
otros, que llegarán de manos de los mercaderes, quienes además traen noticias
de un mundo que hay ahí fuera.
Sólo había que atreverse a remontar el
Arno y navegar hasta el Mar Tirreno…
Aspasia Sikander
Madrid, en el mes de marzo de 2020
Madrid, en el mes de marzo de 2020
Pedro Lorenti
nació en 1965 en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Es abogado en su país y solicitor
(N.P.) en Inglaterra y Gales. Tiene gran afición por la historia, la filosofía,
la mitología y por explorar y conocer otras culturas. Su vida académica y
profesional lo llevó a vivir en España, Estados Unidos, Inglaterra y Guinea
Ecuatorial.
También viajó extensamente por Latinoamérica y Europa y conoció el
norte de África, Canadá y el Lejano Oriente. Fruto de todo ello es ésta, su
primera obra literaria. Lorenti reside actualmente en Buenos Aires con su
esposa y sus dos hijas hasta que, como a Giácomo, “el horizonte inexplorado volviera a llamar a mi
puerta con fuerza que me sería invencible”.
Nota:
La obra que ilustró la tapa se titula "Alquimia" y, al igual
que los otros cuadros usados para esta nota, es obra de Graciela Lorenti.
La edición de Viajero por las Sendas de lo Oculto contó con el
Asesoramiento Editorial y la Coordinación de la Agente Literaria Marcela
Hammerly.
No hay comentarios:
Publicar un comentario