domingo, 2 de abril de 2023

Los poemas y los ríos

Héctor Alvarez Castillo 



Este volumen reúne cuatro poemarios del fundador de la Revista de Poesía El barco ebrio en la década del ochenta y su colección homónina.




Palabras a modo de prólogo

 

Fue por el año 1988, en una decena de días y conducido por más de un demonio y algún ángel extraviado, cuando escribí ese primer poemario. Allí nació El faro de la tempestad y, sin saberlo, daba comienzo esta aventura de extensas regiones, ya no de tierra sino de agua, que hoy albergan parte de mi poesía. En mi obra, este volumen es la reunión del corpus poético, además de Memorias de la Guerra Guasú, que no tengo otra manera de designar que como poemas-ríos. Estos poemas extensos, de gran aliento, con instantes y pasajes altos, así como declives naturales, coinciden todos en la búsqueda de un sentido y un ritmo, una voz que no sea echada a un lado y que permanezca.

 

De El faro de la tempestad a carta a la luna hay un proceso poético de más de tres décadas, las diferencias son evidentes, incluso desde lo gráfico, desde el trabajo en el papel que es un dibujo hecho con versos y caprichosas estrofas.



En ellos he sentido que no sólo eran el cobijo, la forma cómoda para la expresión, sino la necesaria forma a pulir, labor limae, la matriz en la que iba a dar a luz estos ríos. Los ríos tienen un curso propio, el cuerpo con el que nos llegan, tienen sus accidentes, sus meandros, sus metáforas en la tierra que los alberga. Algunos alcanzan el mar, otros quedan mediterráneos. Y estos poemas-ríos están escritos en la esperanza de que en algún momento el agua fluya, y en esa corriente de agua fresca y cristalina también fluya la palabra y se haga voz la poesía. La recepción de ellos, publicados en libro junto a otros poemas, poemas sueltos, poemas de otra sustancia, ha sido variada pero no indiferente. La palabra es deseo mereció un premio y la edición por parte de la Fundación Victoria Ocampo, además de una traducción íntegra al italiano y su correspondiente edición bilingüe en Roma. El faro de la tempestad logró distintas ediciones en medios periodísticos, suplementos culturales y sitios Webs. carta a la luna, elogiosos juicios del poeta y ensayista Santiago Sylvester y un generoso prólogo de Carlos Abraham. Esas bocas marinas ha capturado la atención del escritor Fernando González Oubiña. Su destino por separado no ha sido lo que se dice malo. Aquí reunidos llegan al lector tal vez con una contextura que le da una robustez distinta. Sus aguas deben reunirse, aumentar su cauce y bañar los lindes de su patria.



 



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