Héctor Alvarez Castillo
Este volumen reúne cuatro poemarios del fundador de la Revista de Poesía El barco ebrio en la década del ochenta y su colección homónina.
Palabras a modo de prólogo
Fue por el año 1988, en una decena de días y conducido
por más de un demonio y algún ángel extraviado, cuando escribí ese primer poemario. Allí nació El faro de la tempestad
y, sin saberlo, daba comienzo esta aventura de extensas regiones, ya no de
tierra sino de agua, que hoy albergan parte de mi poesía. En mi obra, este
volumen es la reunión del corpus poético, además de Memorias de la
Guerra Guasú, que no tengo otra manera de designar que como poemas-ríos.
Estos poemas extensos, de gran aliento, con instantes y pasajes altos, así como
declives naturales, coinciden todos en la búsqueda de un sentido y un ritmo,
una voz que no sea echada a un lado y que permanezca.
De El faro de la tempestad a carta a la
luna hay un proceso poético de más de tres décadas, las diferencias son
evidentes, incluso desde lo gráfico, desde el trabajo en el papel que es un
dibujo hecho con versos y caprichosas estrofas.
En ellos he sentido que no sólo eran el cobijo, la
forma cómoda para la expresión, sino la necesaria forma a pulir, labor limae,
la matriz en la que iba a dar a luz estos ríos. Los ríos tienen un curso
propio, el cuerpo con el que nos llegan, tienen sus accidentes, sus meandros,
sus metáforas en la tierra que los alberga. Algunos alcanzan el mar, otros
quedan mediterráneos. Y estos poemas-ríos están escritos en la esperanza
de que en algún momento el agua fluya, y en esa corriente de agua fresca y
cristalina también fluya la palabra y se haga voz la poesía. La recepción de ellos,
publicados en libro junto a otros poemas, poemas sueltos, poemas de otra
sustancia, ha sido variada pero no indiferente. La palabra es deseo
mereció un premio y la edición por parte de la Fundación Victoria Ocampo, además
de una traducción íntegra al italiano y su correspondiente edición bilingüe en
Roma. El faro de la tempestad logró distintas ediciones en medios
periodísticos, suplementos culturales y sitios Webs. carta a la luna,
elogiosos juicios del poeta y ensayista Santiago Sylvester y un generoso
prólogo de Carlos Abraham. Esas bocas marinas ha capturado la atención del
escritor Fernando González Oubiña. Su destino por separado no ha sido lo que se
dice malo. Aquí reunidos llegan al lector tal vez con una contextura que le da
una robustez distinta. Sus aguas deben reunirse, aumentar su cauce y bañar los
lindes de su patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario